Al final venció la frase
de Des Esseintes, protagonista de la novela Al revés: “¿por
qué ponerse en marcha, cuando uno puede viajar tan ricamente sentado
en una silla?".
Acababa de recibir el último libro cuidadosamente
empaquetado por los magos de Amazon. Las previsiones del tiempo eran
nefastas. Me asaltó un antiguo arrebato y anulé inmediatamente la
reserva de hotel que había hecho por internet. No me costó más de
un minuto. Sustituiría la rutina habitual por una lectura intensa y
largos paseos en horas crepusculares. Surgió sin embargo una pequeña
dificultad a la hora de anular el billete de avión. El teléfono
siempre comunicaba e internet daba continuos errores. Pensé que
tampoco valía la pena molestarse mucho, pues el precio de la reserva
había sido irrisorio.