La
jornada laboral se presentaba como tantas otras, quizás con un poco menos de
stress. La jefa en su despacho muy ocupada. Todo estaba en su sitio.
Paseaba
absorto por los pasillos de mi centro de trabajo y una voz grave me interpeló: “hoy
es un gran día”- afirmó -. Me dio rabia la falta de imaginación y no supe
responder con nada brillante. “Empieza el Mundial”- sentenció -. Y ya no dijo
nada más, con paso incierto se alejó hasta que lo perdí de vista.
Mi
primera impresión fue la de calificarlo de friki, pero la frase fue calando en
mí a lo largo de la mañana y traté de ver el sentido profundo: un cúmulo de
ideas asociadas a otros veranos y a otros mundiales se fue abriendo paso,
recordé a Mario Kempes, a Paolo Rossi y a Maradona; la vieja televisión en
blanco y negro que sacamos al balcón
para ver la final más frescos, y luego la de color, en el salón de una casa que
ya no existe; y entonces deseé, como Amaral en su canción, que volviera el
espíritu olvidado del verano del amor, y a la hora del crepúsculo no pude sino
exclamar: “¡claro que es un gran día, hoy empieza otro Mundial!”
Bonita reflexión. Algunos recuerdos ya son inverosímiles.
ResponderEliminar