Por
muchas veces que uno vea 2001
una odisea en el espacio
o la repase mentalmente, no dejará de sorprenderse de las
interpretaciones que de ella pueden surgir. ¿Acaso el hombre que
reposa en esa luminosa habitación de estilo rococó y del que se
supone son sus últimos instantes antes de renacer en un saco
amniótico que gira alrededor de la Tierra, no fuera una recreación
poética, una profecía quizás del tránsito a la eternidad del
primer hombre que pisó la luna?