miércoles, 20 de diciembre de 2023

Gamma Velorum

     Gamma Velorum o Suhail al-Muhlif es la estrella más brillante de la constelación de Vela. Entre finales de invierno y el inicio de la primavera se alza sobre el horizonte apenas unas tres o cuatro horas en torno a la medianoche. Su órbita es tan baja que si la miramos con unos prismáticos, veremos debajo de ella las terrazas de los edificios y las antenas que nos ocultan la línea natural del horizonte. Confieso que me gusta observarla porque en cierta medida me acerca al hemisferio sur. Y al ser tan fugaz su visión desde mi latitud le da un toque de belleza inalcanzable.

    Hoy en Ísafjörður, al norte de Islandia, el sol sale a las 12:09 h y se pone a las 14:51 h. Es visible tan solo dos horas y cuarenta y dos minutos. Quizás si el día es despejado los habitantes de la ciudad se sienten tranquilamente a contemplar su breve paseo por los cielos del norte, que a partir del solsticio del viernes será poco a poco más largo.

martes, 11 de julio de 2023

Una segunda vida

    ¿Cómo serán dentro de veinte años las bibliotecas de los jóvenes que hoy tienen dieciocho?

    ¿No existirán en papel, quizás? ¿Estarán guardadas en un dispositivo móvil? ¿Nadie añorará subrayar y anotar con un lápiz?

    Sea como fuere, a mí el tiempo y el espacio se me han echado encima y he tenido que donar una parte de la mía, que sé que no releeré y de cuyo lugar necesito para seguir renovándome lo que me quede por vivir.

    Llené un carrito de la compra y me dirigí a la librería que acepta donaciones.

    Me recibió una señora de mediana edad que pareció encantada con mi presencia y con la cantidad de libros que aportaba.

    Me pidió que la acompañara y salimos a la calle para dirigirnos a un local anexo: profundo, lleno de volúmenes y de estanterías hasta el infinito. Me sentí aliviado, pues en un principio pensé que existiría alguna dificultad y que tendría que regresar con el carrito y el calor hasta casa.

    Entre los dos los fuimos sacando y contando. Anotaron mi DNI en un ordenador para todo lo relativo a Hacienda y a donaciones.

    Cuando me dijo que ya estaba todo listo, me entró una cierta congoja y le comenté que en el fondo me daba mucha pena despedirme de ellos, pero que por las razones que he expuesto más arriba me veía obligado a ello.

    Ella me consoló con una amplia y sincera sonrisa, como si yo fuera un niño pequeño, y me respondió: “van a tener una segunda vida y además van a generar un dinero que va a ser útil en muchos sitios”. Le agradecí esas palabras de corazón.

    Cuando salí de nuevo a la calle desde el interior de aquel lugar, que ahora desde fuera me parecía irreal, una sensación de pérdida inundó el bulevar por el que circulaban, indiferentes ante mi pena, coches y personas.