No sé si será bueno que me siga sorprendiendo por frases que
otros ya conocían desde hace tiempo. Como dije para otra ocasión en que alguien recriminó mis dudas, tan sólo puedo
responder: “será quizás un signo de juventud”.
Una mañana más escucho la radio, que es casi
mi única fuente de información. Al igual que para los antiguos la transmisión
oral es la que hace la leyenda, la que crea el mito y provoca que en el rostro
del conductor atribulado despunte un gesto de sorpresa o de emoción.
Citaban a Sócrates,
curiosamente no al filósofo, que hubiera sido lo normal, sino a un futbolista
que se llamaba como el sabio griego. Aquel deportista que encantó a los niños
en el verano del 82, afirmó mucho antes de morir: “No jugamos al fútbol para
ganar, sino para que se acuerden de nosotros.”