Los
campos amanecieron llenos de brumas, ya en la ciudad, al cruzar un paso de
cebra se encontró con una compañera de trabajo, pero no quiso dejarle hablar
porque esta vez tenía él algo que contar: una expresión relacionada con la
niebla que se usaba en su ciudad natal.
Transcurrido un rato, sentado y mirando
a través de la ventana, dudó de la frase porque fue consciente del enorme tiempo que había transcurrido desde que no la compartía con nadie, que no se acordaba bien
si era como efectivamente la había relatado o era de otra manera.
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