La semana pasada ocurrió algo muy especial en Turín, en una soleada
y fría tarde de invierno. Hubo una manifestación de descontento muy parecida al
15M en España. De norte a sur la gente está harta con su gobierno y protesta.
En un momento dado, los antidisturbios comprendieron que las protestas eran
pacíficas y, uno tras otro, los policías que estaban preparados para actuar con
las porras y los escudos se quitaron el casco, dando a entender a la población
que ellos también eran el pueblo. La gente, conmovida, empezó a aplaudirles.
Luego,
los comentaristas en la radio compararon la imagen con la de Héctor y su hijo
en la Ilíada, cuando el pequeño
Astianacte ve a su padre con el yelmo guerrero y se echa a llorar. No lo reconoce. Entonces el
héroe se quita el casco y el niño comprende que ese “otro” ya no está obligado a
ser fiero, se despoja de su función social de guerrero que ha de luchar, muy a su
pesar, contra Aquiles. Resulta que "el del casco" era alguien de la familia.
Esto es lo que no podía dejar de contaros.